Los niños/as en las Instituciones Educativas de Cangalli y Checacupe, cada vez más fortalecen una bonita costumbre que aprendieron de sus padres y abuelos: “el valor de compartir”.
Uno de los docentes expresa que son muchas las cosas que comparten los niños y niñas y se van viviendo experiencias muy positivas. Hay una que considera importantísima: en la hora del segundo recreo, la hora de relacionarse con el entorno, los niños/as y docentes ponen sus refrigerios a la mesa y comparten entre todos/as.
Si hay niños/as que no han llevado su refrigerio ese día, son invitados, igualmente que las personas, los padres y madres de familia que visitan a la escuela en ese momento.
“La mesa es franca, sírvete, comparte con nosotros” dice alguien del grupo y varios dicen: ¡Sírvete! ¡Sírvete! ¡Sírvete sin miedo no más! El invitado puede quedarse compartiendo o simplemente coger un puñado de mote y continuar con sus quehaceres.
Los niños expresaron algo así:
“Ese momento es esperado por que se trata de probar ricos sabores, contarnos lo que nos pasa en la casa, reírnos de nuestras ocurrencias. También nuestros profesores/as conversan con nosotros”.
“Pienso que el cariño de varios no sólo nutre el cuerpo, también el estado de ánimo. Estar juntos compartiendo con nuestros niños y colegas es el recuerdo más grato que me llevaré de esta Institución Educativa. (Profesor).
Mi percepción es que las experiencias vividas en los talleres han venido reforzando y dinamizando estas experiencias de cercanía, de compartir que posibilitan a los niños/as y sus profesores/as comunicar sus vivencias, deseos, miedos y alegrías. Van fortaleciendo la amistad, la espontaneidad en la comunicación, mayor confianza. Por consiguiente el clima Institucional tiene un matiz agradable donde niños/as, docentes y la gente que visita se sienten bien y cada vez más integrada.
“La escuela es un espacio social y de relación en el que, además de otros contenidos escolares más o menos académicos, se aprenden fundamentalmente formas de estar, de comportarse y de relacionarse con las demás personas. Prevenir la violencia en la escuela contribuye a que la vida escolar sea fuente de bienestar para todas y todos. Además, también proporciona al alumnado una experiencia de relación que tiene una gran trascendencia en los demás espacios sociales en los que las y los escolares se desenvuelven en el presente y lo harán en el futuro”. (Tratar los conflictos en la escuela SIN VIOLENCIA, Graciela Hernández M. y Concepción Jaramillo G. Pág.29).
En las Instituciones Educativas mencionadas, creo que estas experiencias concretas y otras experiencias como el trabajo con niñas y niños promotores de paz, que también es un espacio interesante, van dinamizando este proceso de una convivencia armoniosa y prevención de la violencia en la Institución Educativa y la sociedad.