Carta a los docentes, escrita por un sobreviviente de un campo de concentración

Apreciados profesores y profesoras

Yo soy un superviviente de un campo de concentración.

Mis ojos vieron lo que ningún hombre debería presenciar:

Cámaras de gas construidas por ingenieros instruidos

Niños envenenados por médicos profesionales.

Niños muertos por enfermeros profesionales.

Mujeres y hombres asesinados a tiros y quemados por graduados en altas escuelas mayores y universidades.

Por eso yo sospecho de la educación.

Mi petición es:

Ayuden a sus estudiantes a llegar a ser humanos, a trabajar por la paz. Leer, escribir, las matemáticas, son importantes solo si sirven para hacer a nuestros alumnos personas de paz, personas más humanas.

La paz no viene por si sola, sino que debemos trabajar para generarla.

Posiblemente la educación por si sola no acabara con las guerras, con las causas profundas de la falta de paz y de los conflictos violentos del mundo, pero es una vía al alcance de todos que bien utilizada, puede ser generadora de paz.

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